Al menos 102 niños han muerto por la avalancha que arrasó la ciudad de Mocoa, sur de Colombia, y que deja un saldo total de 312 víctimas fatales, según el último reporte oficial divulgado este viernes.
Según la estatal Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), la cifra de heridos se mantiene en 332 y se han entregado 240 cuerpos a las familias.
El jueves la directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), Cristina Plazas, afirmó que las autoridades han atendido a más de 1.200 niños.
En los refugios hay 97 madres gestantes, lactantes y niños recién nacidos, dijo Plazas a Blu Radio, y destacó que todos los menores sobrevivientes están acompañados de algún familiar.
El alud, que se desató sobre la medianoche del viernes por el desborde de tres ríos tras fuertes lluvias, afectó a unos 45.000 habitantes, de los 70.000 de Mocoa, enclavada en el selvático departamento de Putumayo, según cálculos oficiales.
La UNGRD contabiliza al menos 4.506 personas damnificadas -sin vivienda y con necesidad de ayuda humanitaria- distribuidas en albergues.
El director de Socorro de la Cruz Roja Colombiana, César Urueña, dijo a AFP que ya finalizó la primera etapa de búsqueda y rescate, que movilizó a unos 300 rescatistas de diversos organismos.
Ahora, en la zona quedó un grupo de 140 socorristas “haciendo un barrido”, que incluye remoción de escombros y lodo, pero enfocándose en suplir las necesidades básicas de los sobrevivientes, explicó.
En Mocoa aún no se restablece totalmente el servicio eléctrico, según el gobierno.
La UNGRD también aseguró que hasta ahora se han recibido datos de 127 desaparecidos. Según la cancillería, entre ellos hay cuatro extranjeros: un español, un alemán, un ecuatoriano y un británico.
La ministerio de Relaciones Exteriores reportó el miércoles la muerte de una ciudadana ecuatoriana. Otros 23 extranjeros -entre ellos un canadiense, un chileno, seis españoles, un turco y un israelí- ya han sido localizados sin problemas.
Las autoridades estiman que la reconstrucción de la ciudad amazónica puede tomar hasta dos años.