La imagen de los mexicanos como trabajadores responsables y honestos que destacó en la época de nuestros padres está desapareciendo cada vez más.
No tengo información precisa sobre el lugar donde comenzaron los actos de rapiña en nuestro país, pero lo que sí puedo afirmar es que se han extendido por todo el territorio nacional, especialmente en las carreteras y caminos, con consecuencias desastrosas para el transporte de mercancías. Además, estos actos están dañando seriamente la imagen de los mexicanos en el extranjero, ya que poco a poco estamos siendo vistos como criminales y corruptos debido a las acciones de unos pocos.
La imagen de los mexicanos como trabajadores responsables y honestos, que se destacó en la época de nuestros padres, está cada vez más lejos. Parece que nos hemos acostumbrado a la maldad.
Recientemente lo presenciamos en Acapulco, aunque no es algo nuevo; desde hace tiempo hemos observado esto en muchas partes del país. Cada vez que ocurre un accidente en carretera, especialmente cuando están involucrados camiones de carga, vemos cómo llega un gran número de personas como buitres para saquear lo que puedan, en lugar de ayudar a los heridos. Además, las autoridades no intervienen hasta que ya no hay nada que hacer. En muchas ocasiones, incluso familias enteras, padres, hijos y nietos, se dedican a saquear, como si estuvieran enviando el mensaje de que la actividad criminal se está imponiendo sobre la ley, el orden, la justicia y la convivencia pacífica. Esto inculca en las generaciones jóvenes la preferencia por el caos y la actividad delictiva en lugar de respetar a los demás y sus derechos.
Según el Centro de Inteligencia para la Cadena de Suministro de Sensitech, durante el año pasado, el robo al transporte de carga en México se mantuvo como un riesgo importante para el sector. En el primer trimestre se registraron 4497 casos, en el segundo trimestre fueron 4722, en el tercer trimestre fueron 4958 y en el cuarto trimestre se reportaron 5699 casos. Esto suma un total de 19,876 casos en el año, lo que convierte a México en el país con mayor incidencia en el Continente, superando a Brasil que tuvo 16,207 casos en el mismo período.
Cada vez más, los transportistas enfrentan diversos peligros durante sus viajes. Hay personas que persiguen las mercancías y los vehículos, lo que a menudo resulta en la detención de los conductores y en la falta de lugares seguros para estacionarse. Además, es lamentable ver cómo la gente de los alrededores actúa de forma oportunista en caso de accidentes, dejando de lado la solidaridad que solía existir para ayudar a los heridos.
Existen lugares y acciones delictivas que ocurren con frecuencia y que requieren la atención de las autoridades, si no queremos dejarles a nuestros hijos y nietos un país devastado y afectado por la criminalidad. En la ciudad de Zacatecas, por ejemplo, se pueden observar casos de saqueos a lo largo del libramiento y en las vías del tren que atraviesan la ciudad. A pesar de que las oficinas de la policía están cerca, no parecen presentarse, como si estuvieran aprobando el robo. Las fotografías y videos de estos actos de saqueo muestran al mundo nuestra desgracia.
Es importante tomar medidas para detener el deterioro que estamos experimentando. Todavía podemos recuperar los valores que nos caracterizaban como una nación solidaria, humanista, respetuosa, trabajadora y honesta, los mismos valores que heredamos de nuestros antepasados. ¡Aún tenemos la oportunidad de hacerlo!