La distopía es el opuesto de la utopía y se trata de una sociedad imaginaria, desorganizada e injusta en la que nadie desearía estar.
La palabra distopía fue empleada por vez primera en 1868 por el político británico John Stuart Mill en un discurso en el cual utilizó este término para censurar las acciones y metas de su gobierno. Distopía deriva del prefijo griego δυσ (mal) y de la palabra latina utopía (de la cual se suprimió la u), de manera que se refiere a un lugar malo que no existe.
La distopía es el opuesto de la utopía y se refiere a una sociedad imaginaria caótica e injusta en la que nadie quisiera vivir. Por ejemplo, podría ser una sociedad controlada por extraterrestres. El uso del término distopía es más común que el de utopía, ya que es más fácil describir sociedades futuras en las que se presentan sistemas políticos totalitarios, desastres naturales, dominio de la tecnología o invasiones de seres que dificultan la vida. Algunas características de una sociedad distópica son:
Una historia distópica se define por la mezcla de elementos reales, que se refieren a cosas que existen en la realidad, con fenómenos irreales, que son situaciones que no suceden en el presente y generalmente están relacionadas con la ciencia ficción. Algunos ejemplos de sociedades distópicas imaginarias son:
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