La NASA ha conseguido traer a la Tierra por primera vez en la historia una muestra de un asteroide. Estas muestras podrían proporcionar nueva información sobre el origen de la vida en nuestro planeta.
Las muestras traídas por la NASA del asteroide podrían proporcionar información adicional sobre el origen de la vida en nuestro planeta.
La NASA ha logrado un hito histórico al traer a la Tierra una muestra de un asteroide. Los científicos esperan que esta muestra proporcione información valiosa sobre el origen de la vida y la formación del sistema solar hace aproximadamente 4 mil 500 millones de años.
Con mucha anticipación, la cápsula de la NASA que llevaba las muestras del asteroide Bennu aterrizó a las 08.52 en horario local (14.52 GMT) en el desierto de Utah (Estados Unidos), finalizando así un viaje de siete años.
Por primera vez, la NASA ha logrado traer muestras de un asteroide a la Tierra. En 2020, la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA) también recuperó restos de asteroides, pero en una cantidad muy pequeña, equivalente a una cucharadita de polvo y rocas.
La NASA está llevando a cabo la misión Osiris-Rex, cuyo objetivo es recolectar 250 gramos de muestras del asteroide Bennu. Sin embargo, no se podrá confirmar la cantidad exacta hasta que la cápsula sea abierta en dos días.
Un científico planetario argentino de la NASA llamado Lucas Paganini reveló que Bennu, un asteroide, alberga moléculas que datan de hace 4.500 millones de años, cuando se formó el sistema solar. Estas moléculas podrían proporcionar información importante sobre el origen de la vida y del sistema solar, respondiendo a preguntas que han desconcertado a la humanidad durante siglos.
Los asteroides tienen una gran importancia ya que son restos de la formación de los planetas hace 4.500 millones de años. Son como cápsulas del tiempo que nos permiten conocer lo que sucedía hace millones de años, al igual que los fósiles de dinosaurios. En nuestra misión, estamos viajando miles de millones de años atrás en el tiempo, según explicó Paganini.
Según los expertos, es posible que esas sustancias hayan llegado a la Tierra a través de meteoritos, por lo tanto, estudiar la composición de Bennu les permitirá verificar esta teoría y descubrir qué función podrían haber tenido los objetos celestes en el origen de la vida.
Los expertos seleccionaron Bennu como objetivo debido a su abundancia de moléculas orgánicas y su órbita bien estudiada, lo que permitió que la nave espacial Osiris-Rex se aproximara y recogiera muestras.
Bennu, un asteroide descubierto en 1999, se cree que se originó a partir de la colisión de fragmentos de un asteroide mucho más grande. Tiene un ancho de medio kilómetro, similar a la altura del Empire State Building, y su superficie es oscura y rugosa, con numerosas rocas de gran tamaño.
También se plantea la posibilidad de que Bennu impacte contra nuestro planeta en 159 años, aunque es un evento poco probable con solo un 0,057% de probabilidad. En caso de ser necesario, esta misión de la NASA también proporcionaría información sobre cómo alterar la trayectoria del asteroide. Así lo explicó Paganini en su entrevista con EFE.
La NASA transmitió en vivo el aterrizaje en el desierto de Utah de una cápsula del tamaño de una cuba de bebé, dando la bienvenida a su regreso a casa.
El momento más emocionante ocurrió cuando se activó el paracaídas, que tenía un tamaño aproximado de 81 por 50 centímetros. Este paso era crucial para disminuir la velocidad de la cápsula y evitar que los fragmentos del asteroide Bennu impactaran en el desierto de Utah.
En ese instante, Noelia González, miembro del equipo de comunicaciones de la NASA y responsable de transmitir el evento en español, dio la bienvenida a casa.
González describía la atmósfera llena de anticipación, emoción y nerviosismo, mientras los gritos de felicidad del equipo de la NASA por el éxito de la misión se escuchaban de fondo.
Alrededor de las 8:42 hora local en Utah (14:42 GMT), la cápsula entró en la atmósfera a una velocidad de 44.500 kilómetros por hora. Durante el descenso a la Tierra, era esencial que la cápsula redujera su velocidad debido a las altas temperaturas a las que se enfrentaba.
La nave espacial Osiris-Rex soltó una cápsula en el espacio a una distancia precisa de 102.000 kilómetros de la Tierra, cuatro horas antes de aterrizar. Ahora se dirige hacia otro asteroide llamado Apofis, donde llevará a cabo investigaciones en los próximos años.
La aventura que comenzó en 2016 con el lanzamiento de la nave Osiris-Rex desde el centro de la NASA en Cabo Cañaveral (Florida) llega a su fin con la llegada de la cápsula a la Tierra.
Los científicos de la NASA llevarán la cápsula a una sala hermética en una base militar cercana para asegurarse de que la muestra permanezca pura y sin contaminación de otras moléculas.
La importancia de la muestra radica en su pureza, ya que no está mezclada con otras sustancias, lo que podría revelar datos desconocidos anteriormente. Los meteoritos suelen contener información valiosa para los científicos, pero al llegar a la Tierra, esta información ya ha sido modificada.
Para garantizar un estudio óptimo de esta valiosa muestra, la cápsula será trasladada el próximo lunes en un avión al Centro Espacial Johnson de la NASA en Texas, donde será cuidadosamente almacenada en una sala dedicada exclusivamente a su preservación.
No obstante, no se utilizarán de inmediato todos los polvos y rocas de Bennu con fines de investigación.
Alrededor del 70 % de los restos serán conservados, lo que permitirá a los científicos del futuro tener la oportunidad de resolver los misterios sobre el origen del universo utilizando tecnología que en la actualidad no podemos ni siquiera imaginar.
Basado en datos proporcionados por la agencia
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