En medio del fragor de las batallas electorales que libran los partidos en busca de posicionar a sus candidatos, la única constante es el cinismo tanto de las burocracias que manejan a los partidos como de los candidatos y los mensajes carentes de sentido, lógica e integridad; un verdadero insulto a la más elemental inteligencia de los electores.
El mensaje de un partido político pide a los ciudadanos que ya no voten por los políticos y cierran pidiendo el voto para SUS políticos.
Unos a los otros se acusan de hacer y ser lo que ellos mismos hacen y son.
Las ocurrencias, los mensajes sin sentido, las promesas que todos sabemos no van a cumplir son sus grandes banderas, insultando así a los electores.
Están a la espera de cualquier tragedia para montarse en ella y querer sacar raja del dolor ajeno, indiferentes al sufrimiento de las personas a las que quieren utilizar como trampolín para ascender en las preferencias electorales.
No hay propuestas coherentes, solo insultos, desacreditación al adversario, el juego del terror y la psicosis que sus “sabios” mercadólogos les recomiendan sin el más mínimo asomo de ética.
Nos hace daño tanto cinismo, daña a las instituciones, daña la credibilidad, daña a las instituciones, pero sobre todo, daña la esperanza de un México mejor, que por cierto si es posible, no con estos políticos rapaces sin duda.
Candidatos suplentes, plurinominales, otra desvergüenza, otra pincelada de cinismo que sin el más mínimo rubor hasta presumen nuestros cínicos políticos.
¿Qué mérito puede tener el hijo, la suegra, la sobrina, la concubina o amante de un político que, además lleva toda su vida de salto en salto, de una posición a otra en el servicio público y ahora de partido en partido sin ofrecer resultados positivos para sus representados?
Las listas de la vergüenza
La conformación de las listas de suplentes y plurinominales dan cuenta claramente de que las burocracias de los partidos y los mismos gandayas de siempre los tienen secuestrados.
Pagamos con el dinero que tanto trabajo cuesta conseguir desde el esfuerzo productivo de la nación una carretada inmoral e inaceptable de recursos que sólo sirven para mantener televisoras, estaciones de radio y otros medios de comunicación, sí como a pingües empresarios que SIEMPRE encuentran la forma de sacar raja de tanto libertinaje.
Y mientras estos valiosos recursos se tiran a la basura, la economía, la educación y la salud de nuestro pueblo se siguen deteriorando.
No les importa
No, no les importa, los políticos solo tienen un hambre insaciable de riqueza y poder, son como el alcohólico al que lo único que le interesa es seguir bebiendo, indiferente al dolor o daño que causa en su familia y entorno social.
Y así como el alcohólico va de cantina en cantina en busca del trago, estos politiquillos van de partido en partido, sin el menor asomo de identidad ideológica en búsqueda de seguir viviendo del erario público.
Así como el alcohólico ataca a quienes intentan retirarlo del vicio, nuestros politiquillos atacan instituciones, leyes y normas cuando no les sirven para sus intereses que por cierto, nada tienen que ver con los intereses y necesidades de la sociedad.
Arbitro vendido
Para colmo de males, las instituciones que deberían ser el garante del juego limpio como el mentado INE, se ha puesto descaradamente al servicio de sus antiguos amos, en un peligroso cálculo electoral en el que según las lecturas de varios de sus “expertos”, Morena podría salir muy disminuido de la preferencia electoral del pueblo mexicano.
Pero son estos mismos los sesudos que aseguraban que AMLO la iba a cruz azulear, que le iban a derrotar por enésima vez en las elecciones. Ninguno, ni el más pesimista tuvo una lectura medianamente aproximada a lo que sería el veredicto electoral del pueblo de México: ¡YA BASTA!
La paradoja
Paradójicamente no hay de dónde escoger, en estricto sentido de las cosas, la mejor opción que el electorado informado va a tener frente a si en las boletas electorales, será la de escoger los menos peores.
Que triste democracia la nuestra, atrapados en el río revuelto, imperio de los gandayas…