Buscando a Dory

Después de 13 años y luego de ser un personaje de apoyo, ahora Dory se convierte en la protagonista de una travesía marítima. Todo acontece un año después de lo ocurrido en Buscando a Nemo, Dory vive en armonía con la familia que escogió; sin embargo, su memoria a corto plazo le regresa fragmentos de su pasado y es entonces cuando esta parlanchina pez cirujano recuerda que tiene una familia, es así como la aventura empieza para reencontrarse con sus progenitores.

Si bien es cierto que no es tan original como la primera, esta secuela posee los elementos necesarios para zambullir a la audiencia en un viaje placentero. Los chistes están bien medidos y trazados; hay nuevos personajes que se harán entrañables, tal es el caso del pulpo Hank, y de nueva cuenta se vuelve a contar con una animación de altos niveles; las profundidades del mar y sus bellezas alcanzan niveles inusitados.

Disney-Pixar vuelve a apelar por la familia y por los amigos, aquellos que se convierten en la familia que uno escoge. Asimismo, a través de Hank o de Destiny, una tiburón ballena algo ciega, el filme pone en la mesa el poder convertir tus debilidades en fortalezas, un lema que no debe pasar de moda y bien puede ser la bandera de muchos que se han llegado a sentir relegados o incapaces de cumplir alguna meta. Nadar con Dory y sus amigos en un viaje óptima para todo el público, donde los chapuzones de diversión y nostalgia no faltarán, es lo presentado en una travesía marina que recompensará la espera de estos personajes, acompañados de otros nuevos.

Adrián Ruiz

DIRIGEN

• Andrew Stanton y Angus MacLane.

ANIMACIÓN