San Martín (Argentina), 8 mar (EFE).- En la casa de Mónica y Ricardo reina el silencio. No hay espacio para las muestras esporádicas de alegría entre sus cuatro paredes. El ambiente está cargado: el televisor de fondo, con el volumen al mínimo; el aire, viciado por el olor a tabaco; los dos perros, enormes, haciendo guardia en el exterior. Emplazado en una esquina del salón, un altar casero llena…