Murilo Kuschick[1]
Entre las muchas situaciones que ha ocasionado la pandemia de Covid-19, además de la cantidad de muertos, que en el caso de México ya han superado los 170, 000, la cantidad de muertes implica una situación con pocas posibilidades de ser explicada, en donde nos quieren decir que tal vez “pudiera ser peor bajo otros gobiernos”, o que, por ejemplo, no hubo restricciones severas porque no querían, como ha dicho el presidente, “intervenir en las libertades imponiendo una cuarentena más estricta”, como debería haber sido en el caso del fin del año pasado, ya que desde las promociones del Buen Fin, hasta las fiestas navideñas, las costumbres populares, los contagios no pudieron ser contenidos lo que ocasionó gran parte de la mortandad que se vivió en los meses de diciembre enero y febrero.
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El segundo año de la pandemia
Esto ha significado un exceso de muertos, alrededor de más 300,000 fallecimientos, lo que significó que en el año 2020, el número de óbitos en el país llegó a más del millón, cuando por lo regular deberían haber muerto alrededor de 700, 000 personas en un año normal, suponiendo que la mortandad en el país derivase de fallecimientos ocasionados por padecimientos del corazón, secuelas de la diabetes, hipertensión, cánceres.
Ahora hubo un gran incremento en las enfermedades respiratorias, principalmente neumonías atípicas.
Si bien ya van llegando al país cantidad aun no significativas de vacunas las que comienzan a ser administradas tanto a personal médico como a adultos mayores, el ritmo de la inoculación, y el hecho de que por decisión presidencial se comenzó dicho proceso en la pueblos y localidades en donde reside la población más pobre en un intento para contrarrestar la desigualdad y los amplios niveles de pobreza que vive el país, es poco probable que este proceso no sólo por las localidades que en que se están vacunando pueda incidir de manera dramática en la disminución de los contagios y de las muertes, ya que éstas están concentradas no en las poblaciones pequeñas y relativamente poco pobladas, sino muy por el contario en las ciudades y áreas metropolitanas de las ciudades como la ciudad de México, Monterrey, Guadalajara, Tijuana, Cancún, etc.
Y que la población más afectada es aquella que se dedica a las actividades en el ámbito de los servicios, principalmente y que no tiene ninguna especialidad, esto es, poco más del 40% de la fuerza laboral del país que es alrededor de 55 millones de personas, se dedican a actividades en estos sectores y tienen pocas posibilidades de recibir los escasos apoyos gubernamentales, ya que al no existir un seguro de desempleo ésta población no puede y no tiene fuentes alternativas de ingreso.
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La venta de humo
Pese a los aumentos significativos al salario mínimo, una gran conquista, y una mejoría notable para aquellos que perciben este magro ingreso, es poco probable que la población de más bajos ingresos, principalmente aquellos que se encuentran en la situación de pobreza laboral, -aquellos cuyos ingresos no alcanzan para completar los gastos de la canasta básica alimentaria- puedan hacerlo dignamente.
Pese a esto, los niveles de la lucha de clases y las disputas entre la clase trabajadora y la clase empresarial en casi todos los rubros es una relación patriarcal en donde los trabajadores no sólo agradecen y se sienten protegidos por sus empleadores, sino que los defienden, así que tenemos un mundo al revés y con pocas posibilidades de transformación en el corto plazo; y si bien la Cuarta Transformación se adjudique la tarea de cambiar la situación de la clase trabajadora y promover la mejoría y el incremento de los salarios, sin inversión de los empresarios capitalistas y la creación de empleos, poco se podrá hacer y poco se podrá cambiar pese a las buenas intenciones del gobierno de Morena.
Al mismo tiempo vemos a un presidente triunfalista que intenta por todos los medios transformar sus fracasos en éxitos, las conferencias matutinas son un gran ejercicio comunicativo y propagandístico.
Ya habíamos hablado de la vena histriónica y de los intentos de parte de López Obrador, además de su continua y constante ideologización de las conferencias, y su insistencia en romper lanzas diariamente en contra de todos los críticos posibles, reales o ficticios.
En los últimos días, además de haberse infectado de Covid-19, pese a sus amuletos y que Jesús era su protector y los “detente” no fue posible impedir s contagio, situación que lo obligó a estar confinado por más de dos semanas, pese a esto al regresar no se ha colocado el cubre bocas y sigue considerándose ya no inmune, sino que de ahora en adelante cree que no le volverá a suceder y que tenga una posible recaída.
Empero, lo que más ha llamado la atención, además de su propaganda triunfalista, ha sido la defensa que ha hecho del senador Félix Salgado Macedonio, un senador por Guerrero impresentable que además de muchos escándalos que ha realizado a lo largo de su carrera política ha sido acusado de cargos de violación de parte de varias mujeres las cuales lo han acusado de actos indignos de un ser humano y mucho menos de un político que debería ser un ejemplo para toda la comunidad.
Lo que muestra López Obrador con estas actitudes es el poco respeto que tiene por la sociedad, por las mujeres, y la irracional defensa de sus correligionarios a las cuales, en el mejor estilo gansteril, les protege y les cuida las espaldas.
Esto puede tener muchas lecturas, pero puede significar que los políticos, así como los gánsteres, tienen su propio código de valores y de creencias, y que estos son muy distintos de los de la población común y corriente.
Hoy por mí, mañana por ti, parece decir la defensa que hace el presidente no sólo de este personaje, sino de otros impresentables como Manuel Bartlett, lo que nos hace recordar de los que decía el director de la CIA, cuando le decían que Anastasio Somoza era un son of a bitch, pero les contestaba, but are our son of bitch, lo mismo puede decir López Obrador de Salgado Macedonio.
[1] Profesor-Investigador, Departamento de Sociología, UAM-Azcapotzalco, [email protected].