Por Socorro Valdez Guerrero
El cuerpo comienza a desprender gases, hay hedor, olor insoportable en esa habitación, ¡está en descomposición!..
¡No hay certificados de defunción! Ni actas.
Él o ella, tirados sobre la cama, en sus casas, ¡muertos!, y en espera de irse.
Hay caos, desesperación, enfrentamiento entre funerarias y familiares.
La ¡Muerte! No se ha ido, sigue ahí.
Les recuerda que murió de Covid, y ella de cáncer, él en un accidente, aquel por vejez, y todos sin un certificado.
Y después de muertos, también ¡Esperan! No les pueden ni dar el adiós.
Aún no les dan su final, no hay forma de prepararlos ni embalsamarlos para despedirlos, para sepultarlos o cremarlos.
¡No hay certificados ni actas de defunción!
Y las que hay, tienen un costo que las familias no pueden cubrir.
Son autoridades de salud que lucran, confirma un deudo.
“El costo es de al menos, siete mil pesos por un documento que trae la leyenda, ¡gratuito!”.
Es un sistema que también ¡Colapsó!
La familia padece. El muerto ¡Espera!, uno, dos días, y hasta más, por eso, ya huele mal.
Es un foco de infección. Es insalubre, es ¡Calvario! Y ¡Desesperación!
Es en el Estado de México, igual que en la capital del país.
—¡Nunca se había visto eso!–
Afirma con pesar una integrante de una familia que desde 1966, se dedica a los servicios funerarios.
—Nos acusan, nos atacan y vivimos una realidad que muchos o la mayoría desconoce.
Estamos ante una situación que sale de control.
El número de contagios por Covid19 a la alza, el número de decesos, alarmante, y ¿alguien pregunta cómo se sobrelleva esa situación después de la muerte?
Muchos comentan, “los funerarios están haciendo su agosto, se están haciendo millonarios”, la realidad es que ¡No! estamos ante crisis de salud pública y en extrema emergencia.
Los hornos crematorios colapsan, se saturan en horarios, no hay disponibilidad para cremar hasta después de tres a cuatro días.
En el Estado de México no hay certificados de defunción disponibles, el motivo a ciencia cierta no lo sabemos, sólo, ¡no hay!
Y ¿qué pasa con las personas que fallecen en su domicilio y no son por Covid?.¡Esperan!
Los médicos no pueden emitir ese certificado y sin ese documento, nosotros, ¡no podemos brindar el servicio funerario!
Y los cuerpos quedan en casa, se convierte en zonas de contagio y de alto riesgo.
En la Ciudad de México, la oficina que se conocen de salubridad, ¡saturada!
Los médicos hacen largas filas para solicitar un certificado.
Se complica la situación, aunque amplían horarios de servicio. No es suficiente lo que hacen en algunas jurisdicciones.
Hay ineptitud, burocracia y falta de empatía. La situación es estresante, desgastante.
Recibir hasta 15 llamadas en promedio a tu negocio, sin poder resolver la situación al momento.
Mejor descolgamos el teléfono para no atender más ni aguantar maltratos, insultos, el coraje y dolor de las familias.
Gritan desesperadas por no poder velar, sepultar, cremar y despedir dignamente a sus familiares.
El protocolo de la Secretaría de Salud del gobierno, no se puede cumplir ni con aquellos que su último deseo es quedar en su pueblo.
En fin, es el calvario después de la muerte.
#QuédateEnCasa
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