Little Richard: afro, gay y definición viva de gamberro. El hombre que influenció a Elvis Presley, David Bowie, The Beatles, Creedence Clearwater Revival y de los Rolling Stones.

Hay personas cuyo talento es trascender a través de otros. Muchos están familiarizados con los nombres de Elvis Presley, David Bowie, The Beatles, Creedence Clearwater Revival y, cómo no, de los Rolling Stones. Bueno, sólo por poner otro clavo en el ataúd: en México hay quien recuerda más a los Teen Tops, y por supuesto a su vocalista Enrique Guzmán, que al personaje que nos ocupa hoy. Sin embargo, los antes mencionados tienen algo en común: todos hicieron escuela en Little Richard (hay que decirlo: por hacer, Enrique Guzmán hizo hasta prestigio a sus costillas).

Richard Wayne Penniman nació en Macon, Georgia, un lejano 5 de diciembre de 1932. Aunque no sería hasta veinte años más tarde, en 1952, que adoptaría el nombre con el que pasó a la historia: Little Richard. Afro, gay y definición viva de gamberro.

Tuvo, como muchos genios, una infancia dura, una adolescencia caótica y un ascenso meteórico. Aprendió música en un grupo de gospel de su barrio. Rápidamente le agarró cariño a la guitarra y cultivó su estilo tan característico. Cuando el pequeño Richard entraba a la pubertad su padre lo corrió de casa. Cantó en las calles, después en barecillos y llegó hasta clubs de cierto prestigio. Pronto encontró un nicho en el que se desarrolló con celeridad. A los veinte años le propusieron grabar su primer disco, ese mismo año asesinaron a su padre. Tres años más tarde, en 1955, lanzó su primer éxito: “Tutti-Frutti”, cuya letra en un principio iba de sexo gay; por ello, la disquera se disgustó y lo obligaron a cambiar la letra.

Para quienes hayan crecido con las canciones melosas de Enrique Guzmán, de seguro la actitud de Little Richard les parecerá obscena. Montaba orgías con varios hombres antes y después de sus conciertos; era un aplicado catador de múltiples drogas; aficionado al dinero y a molestar a viejitas. Carga con diversos actos vandálicos a sus espaldas. Además, cómo no, tuvo un matrimonio fracasado con una muchacha. El terror del Rock&Roll renació en 1977 como exdrogadicto, predicador y, aquí vienen curvas: “homosexual redimido”.

Murió el 9 de mayo de 2020, a los 87 años, víctima de cáncer óseo.

Little Richard sólo se puede definir con un adjetivo: polémico. Su actitud empachó a más de uno en los años cincuenta y, definitivamente, aún cae pesado en los estómagos del nuevo siglo. Ya sea por sus desenfrenados amoríos con hombres o por apoyar las terapias de conversión. Por un machismo imperante en su música, que aparte resulta ser genial. Sus canciones poseen un ritmo frenético, en contraste con su voz pesada y aguardentosa. En una época polarizada como la nuestra, donde las personas buenas deben ser intachables y las malas son irredimibles, conviene escucharlo, conocerlo mejor, pues su actitud nos recuerda que la única constante en los seres humanos es que somos contradictorios. Si les ha llamado la atención, prueben a escuchar “Here’s Little Richard”, un disco recopilatorio con sus grandes éxitos.

QS E

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