Globalización en tela de juicio

CARLOS CAMACHO GAOS*

El lunes se llevará a cabo la Convención Nacional Republicana en Estados Unidos (EU) y una semana más tarde la Demócrata, ciertamente eventos que preceden una de las contiendas electorales más competidas, según encuestas.

El tema que mayor preocupación genera en EU y en todo el mundo es la posición que adoptarán las plataformas de los candidatos en materia de comercio internacional, flujos de inversión y migración, en una sola palabra, la globalización; aunque lo que se señale no necesariamente será plan de gobierno, tendrá repercusiones relevantes.

Por lo que se ha registrado en las campañas de Trump y Clinton, la animadversión expresada hacia estos temas es compartida, aunque con diferente énfasis, centrándose el discurso en el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), sobre el que el primero señala que nunca permitiría su aceptación y la segunda ha señalado reservas sobre sus beneficios. Es sabido que Trump ha utilizado falazmente argumentos anti libre comercio y antiglobalización, sin embargo, ha logrado engañar con su discurso a un buen número del electorado norteamericano; por su lado, después de haber apoyado el acuerdo cuando era secretaria de Estado, Clinton ahora se mantiene a la defensiva y aunque ha señalado que apoya el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la posible Asociación Trasatlántica de Comercio e Inversión con la Unión Europea (TTIP), al parecer no considera oportuno políticamente abanderar una posición por lo general asumida por los republicanos. Se ha señalado que la tesis anti libre comercio se engendró en 2008 en la campaña presidencial de Obama, cuando criticaba abiertamente al TLCAN.

Al mismo tiempo, los argumentos a favor de una mayor integración económica en otras regiones del mundo se ven sujetos a juicio cuando, a pesar de la crítica, es un hecho reconfirmado por la nueva primera ministra May que Reino Unido abandona a la Unión Europea y el resultado negativo y en el mejor de los casos incierto su impacto. Aunque por otro lado, el Brexit hace aún más atractivo para la UE acordar el TTIP a la brevedad.

Asimismo, la preocupación del G20, derivada de una disminución de 15% de la inversión transfronteriza hace explícita la necesidad de combatir el sentimiento proteccionista que crece, y llama a tener una actitud responsable evitando competir con devaluaciones monetarias ante una situación económica mundial que no acelera el paso y que ha generado una disminución importante en los flujos de comercio y en el empleo global, más allá del cambio que sufre la estructura de la economía y del exceso de capacidad en algunas industrias globales como el acero.

Ante esta situación, es urgente demostrar y hacer énfasis en las ventajas del libre comercio de bienes, servicios y del flujo de capitales y personas y los beneficios globales e individuales que brinda por la reducción de aranceles y por su significado en cuanto al intercambio de habilidades, tecnología e innovación, además de lo que implicaría en términos de bienestar ir en contra. En México hay una balanza comercial deficitaria y un muy precario equilibrio en la de pagos. Es imprescindible que en una acción colectiva de gobiernos y empresas de las 11 naciones que negociaron con EU defiendan en alianza con los intereses locales el TTP en el Congreso norteamericano, como lo ha señalado el empresario australiano M. Vaile, director de BHP Billiton en Washington.

Director de la Facultad de Estudios Globales.
Universidad Anáhuac México.
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