Aunque la Basílica de Guadalupe estará cerrada del 10 al 13 de diciembre, la necesidad de protección por parte de la Virgen ante la pandemia de Covid-19, así como el fervor por estar presentes en el lugar de veneración, pueden provocar situaciones como las del reciente festejo de San Judas Tadeo, en el Centro de la CDMX.
Así lo vislumbró el sociólogo de la religión y profesor de la Universidad La Salle, Felipe Gaytán, quien dijo a 24 HORAS que por las restricciones para evitar contagios de coronavirus, los católicos se ven orillados a reinventar los rituales para adorar a la Guadalupana, a través de espacios virtuales o visitas a templos locales.
Pero advirtió que eso no impedirá que durante los días guadalupanos haya gente cerca de la Basílica para cumplir el encuentro con la Virgen, ya que en los católicos existe la connotación de “pagar los favores solicitados”.
El sociólogo recalcó que “no es sólo una visita”, pues es un encuentro especial en el que el devoto acude ante la imagen sagrada como obligación moral, religiosa y para agradecer, hacer peticiones, pedir favores o pagar mandas.
Explicó que ante el cierre del santuario, se percibirá la distancia entre lo que dispuso la Iglesia -junto con autoridades capitalinas- y la religiosidad de los creyentes, que se expresa en la necesidad de visitar el lugar físico, tal y como sucedió en la fiesta de San Judas Tadeo, a fines de octubre, pese a las recomendaciones de no acudir para evitar aglomeraciones.
Gaytán abundó que durante la pandemia, la imagen de la Virgen adquiere mayor relevancia, pues es “madre y protectora”. “En este momento, que mucha gente no tiene acceso a servicios de salud o carece de condiciones para sobrevivir, la mejor manera es recurrir a la devoción guadalupana”, precisó.
Por su parte, el especialista en Teología, Maurilio Suárez, añadió que las peregrinaciones están muy arraigadas en México y tienen el objetivo de contactar con la divinidad.
LEG