Por sus dimensiones, costos y modificaciones hechas a medida, es difícil encontrar un comprador para el avión presidencial, reconoció el presidente Andrés Manuel López Obrador.
El avión 787-8 adquirido por el gobierno mexicano para el traslado del presidente y su comitiva fue llevado de la Ciudad de México a Estado Unidos el 4 de diciembre de 2018, apenas tres días después de que López Obrador tomara posesión del cargo.
“Ha llevado tiempo lo del avión presidencial porque se trata de un avión muy grande, costoso, no es fácil conseguir clientes. Estamos hablando de un avión especial que hizo Boeing
“Lo que pasa, lleva tiempo, son procesos lentos y estoy todos los días sobre estos temas”, aseguró López Obrador.
El presidente recordó que la Organización de las Naciones Unidas está apoyando al gobierno de México en el proceso de venta de la aeronave para tener la mayor transparencia posible.
Consideró como un error comprar un avión de esas características para viajar por el país, pues él ha demostrado que se puede recorrer México en líneas aéreas y por vía terrestre.
Por ello, dijo la venta del avión presidencial no tiene vuelta atrás pese al complejo proceso burocrático que representa.
“Son procedimientos que se siguen, se lanzan las convocatorias, se hacen las propuestas, se han hecho propuestas, hay posibles compradores, se somete el avión a una revisión minuciosa por completo. En ese proceso está”, explicó el titular del Ejecutivo.
En 2012, Banobras compró a Boeing el avión en 2 mil 952 millones de pesos, y lo asignó a través de un financiamiento a la Secretaría de la Defensa Nacional a un plazo de 15 años y un costo final de 6 mil 094 millones de pesos. El costo de mantener la nave es de poco más de 50 mil dólares mensuales por concepto de mantenimiento.