Con unas elevadísimas expectativas y confiando en el buen hacer de Forman, me dispuse a conseguir ‘la versión del director’ de esta apreciada y respetada joyita del séptimo arte con la intención de visionar la pedazo de obra que se supone que es. Sin embargo, el resultado final se me antoja bastante irregular.
Porque a pesar de sus muchos logros y virtudes, ‘Amadeus’ posee una serie de baches en cuanto a ritmo complicados de levantar. Es probable que sea culpa de que lo que yo he visto es la propia ‘versión del director’, aunque igualmente se echa de menos un mayor dinamismo a la hora de encauzar los diferentes acontecimientos que se nos van mostrando.
SU MAYOR LO ENCUENTRO EN EL PROPIO TONO DEL GUIÓN, NO SE ENCUENTRA A SÍ MISMO
Sin embargo, su mayor lo encuentro en el propio tono del guión, que parece no querer encontrarse a sí mismo. Combinar momentos cómicos con otros mucho más oscuros suele ser un recurso al que si se agarra tanto un buen director como una buena historia, el resultado puede llegar a ser inmejorable. No veo aquí el caso, pues al final la sensación es que historia y tono no terminan de conjugar como aparentemente debería amadeus.
A pesar de todo merece recalcar el film por sus virtudes, más allá de momentos de enorme intensidad y emoción o por la notablísima banda sonora capaz de conjugar cine y música en un híbrido cercano a la perfección, con varios números musicales que alcanzan prácticamente la perfección. También merece la pena destacar un estupendo reparto que se adueña literalmente de la pantalla, encabezado por un soberbio Tom Hulce (curioso el olvido y la extraña desaparición de este actor), cuya risa chillona se convirtió en todo un icono. Sin embargo, el genio de esta película es sin lugar a dudas F. Murray Abraham, con una interpretación que escapa a todos los límites posibles, y que encarna a un Salieri realmente espectacular.
Queda así una estupenda biografía (no oficial por cierto, no busquen grandes comparaciones entre los hechos relatados en esta película con la historia real y oficial del compositor vienés) que además de ahondar de gran manera en la psicología de los personajes, se encarga también de crear una cuasi perfecta ecuación entre cine, música y arte; y a la que considero que de haber afinado un poco más el guión, sería una película realmente inolvidable.