Andrés Manuel López Obrador volvió a insistir con una supuesta trama de espionaje que lo tendría por blanco al mostrar una pequeña cámara con lo cual presuntamente se espiaban reuniones en un salón del Palacio Nacional.
El presidente no ofreció demasiados detalles y básicamente dijo que el tema no lo preocupa porque nada tiene que ocultar. El habitual atajo hacia la generación de handicap político personal.
Lo cierto es que en la Sedena señalan que ese aparato que se mostró en la conferencia matutina es de los que utilizaba el desaparecido Estado Mayor Presidencial. Se ubican en diversas instalaciones de la Presidencia y en el reporte entregado al Gobierno actual, cuando el servicio dejó de existir, se detalló la presencia de los mismos.
QUE SI SIRVEN PARA BIEN
Suelen ser de utilidad para los funcionarios porque graban hasta 18 horas de corrido y les facilitan hacer minutas de sus reuniones así como dar seguimiento a temas. De la parte militar también era una cuestión de seguridad aunque, explican, las tarjetas de memoria se entregaban permanentemente al staff presidencial.
DEL PEGASUS DE EPN AL ESPIONAJE A AMLO
La cuestiones de espionaje suelen ofrecer material para la narrativa política. Así como hoy AMLO, en el sexenio anterior Enrique Peña Nieto salió de la polémica del caso Pegasus diciendo que a él también lo espiaban. No ofreció mayores detalles en esa ocasión pero en privado solía decir que lo había espiado una agencia extranjera.
LA VERDADERA GENTE DE CONFIANZA DEL PRESIDENTE
AMLO llegó al poder con la retórica de que fue espiado por el Cisen a lo largo de toda su carrera política. El espionaje local quedó desactivado en la superficie pero el tabasqueño no dudó en ubicar en esa dependencia a su mejor amigo, el general retirado Audomaro Martínez Zapata.
Este último solo reporta ante el presidente, no asiste a las reuniones de seguridad que se dan al alba y libra una pelea subterránea con dos figuras del gabinete: Marcelo Ebrard y Alfonso Durazo.