El cuerpo se movía macabramente lento, con un vaivén doloroso cuando fue descubierto. Quien hizo el hallazgo no pudo actuar para cortar el lazo y bajar el cuerpo. Fue un shock emocional.
La ropa que vestía el hombre era de color triste, como el ambiente en casa, como el entorno en su ejido llamado “Progreso Chintul”.
“La vida es una mentira”, había escuchado desde su juventud en la canción de Víctor Iturbe “El Pirulí”, su favorita. El nombre de su ejido lo era también, Aunque de progreso no había nada.
Crisis, olvido y marginación estaban escritos en cada calle y vivienda del lugar.
El desenlace fue fatal.
El cuerpo inerte se encontraba colgado en la viga metálica, al interior de su domicilio, a un lado del tronco de madera sobre el cual subió y finalmente saltó para dejar caer todo el peso de su cuerpo.
Familiares impidieron que el cadáver fuera trasladado al Semefo para que se hiciera la necropsia.
Este era el tema favorito de este hombre en vida:
El Centinela Maricela Velázquez / E C