Fue impactante ver como una de las escuelas de fútbol más prestigiosas del mundo quedaba afuera del Mundial de Rusia 2018, aún más porque era su segunda gran frustración consecutiva tras no clasificar tampoco a la Eurocopa 2016. Holanda, la dueña de una filosofía inspiradora, casa matriz del Totaalvoetbal (‘fútbol total’) que impulsó Rinus Michels en el Ajax a principios del ’70 y heredó Johan Cruyff, llegó a tocar fondo. La selección que nunca levantó la Copa del Mundo pero ha jugado tres finales (1974, 1978 y 2010), venía de terminar en puestos de privilegio en Sudáfrica (subcampeón) y en Brasil (3°), aunque sin el estilo de la ‘Naranja Mecánica’. Lo hizo exprimiendo el jugo de figuras como Robben, Sneijder, Van Persie o Kuyt. Ninguno de ellos logró evitar la debacle de la que fueron rescatados por una camada de jóvenes talentos que brillan bajo las órdenes de Ronald Koeman, el DT que reconstruyó a su combinado nacional en 10 meses.
La Holanda de Koeman ha conseguido clasificar a las Fase Final de la Liga A de la UEFA Nations League tras imponerse a Francia (2-0) y empatar agónicamente con Alemania (2-2), las últimas campeonas del mundo, con tan sólo cuatro días entre un compromiso y otro. Dos grandes resultados sustentados en un fútbol dinámico que se perfila como el cimiento de cara a la Eurocopa 2020 y el Mundial de Qatar 2022, los grandes objetivo de un equipo en proceso de revitalización.
VOLVER AL FUTURO
Cuando Van Gaal dio el portazo tras el Mundial 2014 para dirigir al Manchester United, a Holanda le costó dar en la tecla con la elección de su entrenador. Fueron tres los seleccionadores —sin contar al interino Fred Grim— que no funcionaron. Ni los regresos de Guus Hiddink y Dick Advocaat, ni la apuesta por Danny Blind, lograron poner fin a la crisis. Hasta 53 jugadores fueron convocados durante las Eliminatorias de la UEFA al Mundial Rusia 2018 y un total de 32 jugaron, al menos, un partido como titular. Nadie se afirmaba. Lo que Van Gaal también había dejado era un profundo cambio táctico que había roto el molde tradicional del fútbol holandés, un 5-3-2 o 4-2-3-1 que poco tenía que ver con el histórico 4-3-3 que caracterizó a la ‘Naranja Mecánica’. Un elenco que estratégicamente se acostumbró a la reacción y perdió inspiración. En ese contexto, la Federación holandesa de fútbol (KNVB), que salía de una crisis institucional, logró convencer a Ronald Koeman para que tome el puesto. Él siempre había sido el favorito tras terminar en el podio mundialista porque presumían que podría recuperar aquel estilo característico.
Koeman ganó como jugador la Eurocopa en 1988 entrenado por Rinus Michels y obtuvo la Champions League en el Barcelona FC bajo las órdenes de Cruyff. Fue el único capaz de jugar y entrenar a los tres grandes equipos del fútbol holandés: Ajax, PSV y Feyenoord, en ese orden. Saboreó el éxito y el fracaso en sus dos décadas como entrenador. Tuvo una dura experiencia en el Valencia pero se destacó mucho por sus matices tácticos en Southampton y Everton en la Premier League, de donde llegó a una selección holandesa sin rumbo. Se hizo cargo de un grupo de jugadores que no había conseguido el boleto a la Eurocopa y a la Copa del Mundo, donde las principales figuras sufrían el paso de los años y la nueva generación carecía de lugar. Era momento de volver a las bases. Había que soltar la mano definitivamente a históricos como Robben, Sneijder, Van Persie, Van der Vaart, Kuyt y Huntelaar, entre otros, para darle paso a jóvenes talentos y edificar una Holanda nueva, reconstruida con los conceptos que la pusieron en el mapa futbolístico.
SOBRESALIR ANTE LOS MEJORES
Desde su estreno en Ámsterdam en un amistoso ante Inglaterra, Koeman comenzó a moldear una Holanda joven y dinámica. Primero se encargó de reducir el promedio de edad y darle rodaje a los mejores talentos del país. Los 22 jugadores que citó Advocaat para el repechaje con Suecia tenían un promedio de edad 26,2 años, mientras que en la última convocatoria el promedio quedó en 24,9 y un sólo jugador supera los 30 años. Pese a que sus selecciones juveniles se han caracterizado por sus flojos rendimientos en los últimos años, ya que no clasifican a un Mundial Sub-20 desde 2007, han surgido algunos jugadores con enorme proyección como Matthijs de Ligt y Frenkie de Jong, de 19 y 21 años respectivamente. Dos productos de la fructífera cantera del Ajax que enamoran a los grandes clubes de Europa.
Luego Koeman se encargó de desterrar esos planteos basados en la reacción sólo por necesidad, para edificar estrategias proactivas. Holanda empezó a asumir la responsabilidad de sus partidos a través de los recursos que lo convirtieron en potencia: juego de posición, triangulaciones, superioridad numérica, desmarques, pases, progreso en bloque con el balón, presión alta y recuperación rápida. La estructura táctica, que generalmente es 4-3-3, la empezaron a sostenerla el joven De Ligt y Virgil van Dijk, el nuevo capitán, con su solidez en zaga central de la defensa. Frenkie de Jong se convirtió en el mediocentro, la brújula, el eje del equipo, con Wijnaldum como su ladero principal pisando la zona de remate. Y Memphis Depay se transformó en un ‘falso 9’ letal.
Al quedar emparejado en el Grupo 1 de la Liga A de la UEFA Nations League con Francia y Alemania, las dos últimas campeonas del mundo, se pensaba que Holanda estaba condenada al descenso. Pero el obstáculo se transformó en trampolín. La progresión de su nueva generación se aceleró al medirse con selecciones de mucha calidad. En las últimas dos jornadas mostraron una madurez asombrosa y clasificaron al ‘Final Four’, donde enfrentarán a Portugal, Suiza e Inglaterra.
Primero vencieron 2-0 en Rotterdam a la vigente campeona del mundo, la Francia de Griezmann y Mbappé. Holanda apostó a la tenencia, fue paciente y sacó provecho del intercambio posicional de sus tres delanteros. Gobernó con jerarquía y gestionó la posesión —que fue del 64%— aprovechándose en el final de los espacios provocados por la ventaja en el marcador. Y luego visitaron a Alemania, a quien habían vencido 3-0 en el primer juego.
En Gelsenkirchen necesitaban conseguir aunque sea un punto para cumplir el objetivo de clasificar a la fase final, pero en menos de 20 minutos ya perdían por dos goles. Todo parecía perdido. Pero la Holanda de Koeman, con sus jóvenes extremadamente talentosos y el poder de lectura de su cuerpo técnico, sacó el partido adelante. Quincy Promes anotó el descuento y Koeman movió las piezas para concretar el empate: puso a De Jong de líbero para sacar el balón limpio (dio 67 pases correctos de los 71 que intentó, lo que significó un 94% de acierto) y mandó a Van Dijk a posicionarse delante de sus tres atacantes, y el capitán fue quien firmó el agónico 2-2 que puso a Holanda en lo más alto de su zona.
La tormenta parece disiparse y la estructura es cada vez más firme. Solo perdieron dos partidos este año y el proyecto empieza a crecer. El nuevo técnico ha revalorizado a jugadores que estaban en baja como Wijnaldum, Depay y Ryan Babel, además de convertirse en el mentor de los jóvenes como de De Ligt y De Jong, que lideran la camada de diamantes en bruto conformada por otras perlas como Tonny Vilhena (23 años), Nathan Aké (23), Denzel Dumfries (22), Guus Til (20), Donny van de Beek (20), Fosu-Mensah (20) y Justin Kluivert (19), hijo de Patrick.
La mayoría de ellos han crecido en las academias de su país, nutriéndose de los conceptos que Rinus Michels y Johan Cruyff dieron a conocer al mundo. Ronald Koeman, discípulo de estos emblemáticos estrategas, ha recuperado algunos conceptos para terminar con una larga crisis de identidad y con la dependencia de individualidades. Holanda renace y demuestra que, a veces, perderse es la mejor manera de encontrarse.
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Source: Infobae