Te rompieron el corazón una, dos, y quizá, tres veces. Después de la última ya comienzas a estar medio vivo, a no creer en nada. Ni tampoco a esperar demasiado. Te vas volviendo frío y poco a poco dejas de creer que el amor existe, pues te ya te ha dañado demasiado y no quieres más. Así que dejas de buscar posibilidades. Dejas de pensar que algún día llegará alguien que se merezca esa parte de ti que está escondida. Dejas de esperar que alguien llegue a tu lado para amarte como te lo mereces. Para demostrarte que el amor sí existe. Para tomar los pedazos de tu corazón y sanarlo. Dejas de esperar. Hasta que, de pronto, llega.
Al principio no crees nada. Piensas que será alguien más que quizá te haga daño de nuevo. Sin embargo existe algo que te hace querer intentarlo una vez más. Y no sabes qué es, sólo te dejas llevar. Empiezas a sonreír poco a poco. Empiezas a entender que probablemente tu corazón merece una nueva oportunidad y lo abres un poco para dejar que la otra persona entre. Aunque, claro, en un comienzo te cuesta, porque tienes miedo de que se haga pedazos otra vez. Sin embargo, en el fondo algo te hace saber, y confiar, que este nuevo amor es diferente.
De pronto las sonrisas nacen solas. De pronto tus ojos brillan con una fuerza inexplicable cada vez que esa persona está frente a ti, o cada vez que piensas en ella. De pronto ya dejas de respirar con miedo y la calma llega. De pronto sientes que tu corazón no se esfuerza demasiado para latir y que, incluso, hasta sientes cada latido como si fuese parte de alguna melodía musical.
De pronto sientes que el mundo se frena y comienza a girar en otro rumbo, con otra intensidad y no te sientes mareado al estar dentro. De pronto sientes que la persona indicada está a tu lado y que tu corazón se llena poco a poco. Tus días se hacen más tranquilos. Tus ganas de vivir por completo vuelven con una intensidad que te hace sonreír apenas te despiertas.
Es como una energía que recorre tu cuerpo y te hace querer estar entre los brazos de esa persona, compartir tus días y jamás apartarte de su lado. Comienzas a sonreír una vez más. Comienzas a creer en la magia de una mirada. Comienzas a descubrir el amor nuevamente… y eso te hace feliz.
Porque, de pronto, volviste a creer nuevamente en el amor.
Y en esa persona que está a tu lado ahora, porque te ha devuelto lo que habías perdido.
Tú mismo.
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Post y Contenido Original de : UPSOCL
Cuando conoces a esa persona que sana tu corazón
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