Por lo menos unas tres veces a la semana, los habitantes de la zona rural de Sibaté, en el departamento de Cundinamarca, observaban el ingreso de personas extrañas a zonas boscosas de la región con vehículos de carga. Alertados, el Gaula Militar descubrió un laboratorio de producción de cocaína, en lo que sería una nueva modalidad de narcotráfico.
Tras un corto intercambio de disparos, cinco hombres fueron capturados, e incautaron 94 kilogramos de base de coca, dos armas de fuego, cartuchos y proveedores de diferente calibre, dos radios de comunicación, 500 galones de combustibles, una prensa hidráulica, hornos, plantas eléctricas y otros elementos utilizados para la elaboración del clorhidrato.
El laboratorio destruido estaba compuesto por cuatro estructuras rústicas de madera y plástico. En una se disponían insumos líquidos y sólidos, y en la otra se realizaba el proceso de secado de la coca. Además, había una especie de cuarto de máquinas y una pequeña cocina. Y cerca de este había unas carpas improvisabas para hospedar a unas 15 personas.
El hallazgo puso en evidencia una nueva modalidad de narcotráfico cerca de Bogotá, que según la Fiscalía consiste en diseñar laboratorios itinerantes a pocos kilómetros de las ciudades para procesar cocaína, y que son arrendados a pequeñas organizaciones criminales. Estas bandas son las encargadas de contratar personal, obtener los insumos, producir la droga, transportarla y venderla.
El laboratorio hallado tenía capacidad para producir unos 150 kilogramos de cocaína diarios; o sea, unas tres toneladas al mes. Droga que sería trasladada en tractocamiones hasta puertos en el pacífico colombiano con rumbo a Centroamérica.
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Source: Infobae