Cuando debutó en la televisión rusa, en octubre de 2017, Sleepers pareció otro programa más copiado de algún éxito extranjero, en este caso, la serie de FX The Americans, que en este momento está en su temporada final. Pronto despertó las críticas de los opositores a Vladimir Putin en Rusia. Y cuando se revelaron las operaciones de los agentes rusos en Facebook y otras redes sociales durante las elecciones en los Estados Unidos, se volvió una suerte de show en clave.
A diferencia de The Americans, que se ambienta en los años de la presidencia de Ronald Reagan, uno de los picos de la Guerra Fría, Sleepers transcurre en el presente. La serie cuenta la historia de la una célula de espías de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en Moscú, que estaba dormida y de pronto se activa con un plan para desestabilizar la política rusa.
En el primer episodio hay un atentado contra la embajada rusa en Libia, y una niña de trenzas rubias muere en el ataque orquestado por los estadounidenses. Así, en general, se perfilan los personajes: los de la CIA son malvados, los del Servicio de Seguridad Federal (FSB, el heredero de la KGB) son buenos.
“Una descargo de responsabilidad antes del primer episodio insiste en que todos los personajes son ficticios y que cualquier coincidencia es casualidad”, señaló The Atlantic. Sin embargo, se ven “símiles poco halagadores del líder de la oposición Alexey Navalny, la periodista asesinada Anna Politkovskaya, el ex embajador de los Estados Unidos Michael McFaul, y varios saboteadores y réprobos”. A todos los mueve alguna combinación de “cobardía, voracidad y la simbólica hamburguesa con queso cada tanto”.
La premisa de la trama es que Rusia está llena de agentes de la CIA que comienzan a activarse, en el Ministerio del Exterior, en el Ministerio de Energía, en distintos niveles de la diplomacia; también de dobles espías en el FSB y en niveles inferiores pero relevantes porque construyen la trama social: maestros, estudiantes, periodistas, defensores de derechos humanos, blogueros.
“Al mismo tiempo, todos esos personajes están comprometidos no ya con el robo banal de secretos, sino, y constantemente, con asesinatos, actos terroristas , secuestros, tortura, derrocamientos y otras atrocidades“, según The Defence Report.
La crítica no oficialista calificó a la serie de “una pieza nauseabunda de propaganda del FSB”, y que no sólo muestra las reglas del juego político del Kremlin ahora, sino que “advierten que todos los nuevos juegos seguirán estas reglas en el futuro”. Un comentario en Bloomberg destacó que en el mundo de Sleepers, las ideas liberales y pro-occidentales “son síntomas de una inclinación a la traición”.
Un diálogo, entre un periodista y un agente de la CIA, lo ilustra:
—Nosotros éramos aquellos que, apenas hace tres años, pensamos que había libertad de expresión en este país —dice el ruso—. Pensamos que la civilización llegaría pronto. Pensamos que Rusia se convertiría en un país normal.
—Pues háganlo. ¿Qué los detiene?
A pesar de que no le fue muy bien en términos de rating, Sleepers (cuyas ocho partes se pueden ver en YouTube, pero solamente en ruso) causó tal polémica entre los liberales de Moscú que su director, el reconocido creador de documentales contra la corrupción Yuri Bykov —”ahora, un cineasta de la corte”, lo criticó la prensa opositora— habló en las redes sociales contra su propio producto: “Traiciona a toda la generación progresiva rusa”, dijo, cuando la segunda temporada salía al aire, muy a tiempo para la nueva elección de Putin.
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Source: Infobae