México, 5 May (Notimex).- Los trastornos de la alimentación como anorexia y bulimia se presentan con mayor frecuencia entre los 12 y 25 años de edad, y aunque afecta a ambos géneros, son más frecuentes en mujeres con 90 por ciento de los casos.
Así lo destacó la psiquiatra adscrita al Área de Hospitalización de la Coordinación de Atención Integral en Segundo Nivel del IMSS, Leticia Flores Pérez Pasten, quien señaló que de acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012, de los adolescentes enfermos, 57 por ciento puede tener una vida normal con tratamiento médico.
La especialista del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) precisó que según dichos datos, 40 por ciento de los pacientes tiene una cura total y 3.0 por ciento fallece, en tanto que la tasa de mortalidad en personas con anorexia es mayor a la de quienes tienen bulimia.
Explicó que la anorexia y la bulimia se caracterizan por el temor en aumentar de peso y tener hambre durante todo el día, pero la diferencia es que las personas con anorexia tienen una pérdida significativa de peso al limitar o dejar de comer alimentos que consideran de alto valor calórico, toman medicamentos o diuréticos para eliminar líquidos y hacen ejercicio en exceso.
En tanto, apuntó, quienes padecen bulimia tienen deseos irresistibles de comer y lapsos en los que consumen grandes cantidades de comida en periodos cortos, y para contrarrestar el aumento de peso, se provocan el vómito, abusan de laxantes, hacen ayunos prolongados y consumen fármacos que suprimen el apetito o que prometen bajar de peso.
Mencionó que los cambios repentinos de conducta que llegan a presentarse, especialmente en quienes pasan por la adolescencia son obsesión por conseguir un cuerpo perfecto, aislarse de la compañía de familiares y amigos, poner pretextos para sentarse a la mesa a comer o hacerlo a escondidas, así como cambios de humor repentinos y baja de peso notoria.
Indicó que la falta de consumo calórico apropiado causa otras reacciones y síntomas como intolerancia al frío, disminución en la frecuencia cardiaca y de la presión arterial, deshidratación severa, cálculos renales, anemia, pérdida del esmalte dental y del tono muscular, sensación de desmayo y debilidad general, osteoporosis, anormalidad o atrofia de genitales y en las mujeres desaparece la menstruación.
La especialista llamó a los padres de familia a estar atentos a esos signos, porque los trastornos de la conducta alimentaria causan daños que van desde la deshidratación, anemia y malnutrición, hasta la muerte.
El IMSS atiende de manera integral con tratamiento médico, psicológico y nutricional a derechohabientes con estos padecimientos, en consulta externa, pero si se advierte el riesgo de que la persona puede atentar contra su vida, por sus condiciones de salud y psicológicas, es internada, agregó.