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Esta es la razón por la que terminar por email es tan duro

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Esta es la razón por la que terminar por email es tan duro

Después de que me terminaron tres veces por correo, pensé que debía investigar.

“En los últimos días me he dado cuenta de que no quiero una relación”.

En la superficie, parecía bastante cortante y seco, a pesar de las incontables veces que releí el correo de mi ex en el que me terminaba —el tercero de este tipo que he recibido en mi vida— aún tenía preguntas importantes. La más evidente: “¿No quieres una relación… o no quieres una relación conmigo?”.

Esta crucial pieza de información parecía esencial para mi habilidad de reflexionar sobre el fracaso de nuestro corto romance. Pero como Christine no indicó que quería tener una conversación, le envié una respuesta decente y traté de seguir adelante, sin ninguna conclusión.

Pensé que había entendido cómo lidiar con este tipo de cosas en la universidad, cuando Ashley me terminó por correo después de tres años de relación. Su salida de la misiva azul, así como su negación a hablarme o responder cualquier pregunta durante un año después de eso, me dejó en la oscuridad. ¿Fue el medio lo que hizo las cosas tan difíciles para mí? ¿O fue la incapacidad de entender mi propio papel en el fracaso de estas relaciones?

Era difícil de decir. Las rupturas por correo obviamente no permiten una conversación de la misma forma que lo hacen los mensajes de texto, los mensajes instantáneos, y las discusiones en persona, pero eso no significa que no tengan su tiempo y lugar. Los datos del Centro de Investigación Pew han demostrado que casi una de cinco personas han terminado sus relaciones por mensajes o correos, y esos hombres y mujeres están igualmente dispuestos a ello. En un artículo para Slate, incluso la escritora Amanda Hess defendió la práctica, citando un número de situaciones en las que argumenta que es apropiado: No querer estar a solas con la otra persona, sentir que la otra persona es demasiado terca para aceptar la ruptura en una conversación presencial, querer usar la escritura para establecer un proceso de pensamiento claro, y por supuesto, simple y genuina cobardía.

En algunos casos, una ruptura por correo no funciona de forma muy diferente a una que se dé en la vida real, pero hay diferencias sustanciales en cómo son experimentadas. En las rupturas por correo, negamos importantes componentes de comunicación: lenguaje corporal, afecto, espontaneidad, y transmisiones inconscientes. Al evitar la interacción humana y conservar nuestras conversaciones, corremos el riesgo de reducir nuestra experiencia y limitar las posibilidades de auto conocimiento y autenticidad, especialmente en los casos en que la otra parte tiene preguntas. A menudo, la pantalla de un computador se convierte en una pared que nos esconde para evitar ser vulnerables.

La comunicación en línea también compromete nuestra habilidad de determinar y expresar emoción, dice Steve Whittaker, un psicólogo cognitivo y profesor de interacción humana-computadora en la Universidad de California en Santa Cruz. “Una razón por la que los precursores prefieren el correo como medio para terminar con alguien es que no tienen que ver o reconocer las emociones que el receptor está sintiendo”, dice. En un documento en 2013, Whittaker discutió sobre el impulso común de evadir u olvidar sentimientos negativos después de una ruptura, por lo general, eliminando recordatorios digitales como fotos y mensajes de texto. Pero como cualquiera que haya visto El eterno resplandor de una mente sin recuerdos, sabe que superar a un ex no es tan fácil como oprimir “borrar”. (Aunque no estemos muy lejos de intentarlo).

Por supuesto, los rompimientos en la vida real tampoco son perfectos, y pueden abrir la puerta para argumentos no deseados, y comentarios impulsivos, dice George Nitzburg, un psicólogo clínico que investiga las interacciones y relaciones interpersonales en la Universidad de Columbia. Nitzburg encontró que las rupturas por internet dejan más espacio a la ambigüedad. “La ausencia de un tono de voz, miradas, y lenguaje corporal significa que ambas partes son menos capaces de leer al otro, que es un arma de doble filo”, dice. “Una ruptura en línea que carece de contacto audiovisual puede llevar a una falta de comunicación que puede ser accidental e involuntariamente hiriente, pero los excompañeros también pueden conocerse tan bien que es más probable que se revelen verdades hirientes al terminar en persona”. Tal vez solo se reduce a lo reales que estamos dispuestos a ser, con nosotros mismos y con nuestros compañeros.

Para algunos, el cierre es simplemente la capacidad de componer narraciones claras sobre las cosas que pasan en nuestras vidas. Tara Marshall, una investigadora de psicología que estudia la psicología transcultural y los tipos de apego romántico en la Universidad de Brunel en Londres, también encuentra que el tono emocional de una ruptura por correo puede ser difícil de interpretar, especialmente si el correo carece de detalles. En su opinión, las rupturas cara a cara a menudo son preferibles para lograr un cierre.

“Las personas necesitan razones claras del por qué la relación ha terminado para que puedan construir una narración clara sobre el final de la relación; este cierre les ayuda a [lidiar con] sus emociones negativas y seguir adelante”, me dijo. Sin embargo, esto solo se aplica a las relaciones más largas, donde ambas partes han formado un vínculo emocional, Marshall cree que las separaciones por correo electrónico están perfectamente bien para las relaciones más cortas, en las que solo han existido unas pocas fechas.

¿Pero en realidad necesitamos un cierre? ¿No podemos solo aspirar, descargar Tinder y avanzar? No siempre, y Freud puede ayudar a explicar por qué. En su ensayo “Mourning and Melancholia” de 1917, Freud estableció la diferencia entre dos tipos de duelo. Encontró que el luto es una respuesta saludable, consciente a la pérdida de un ser querido, mientras que la melancolía involucra consecuencias más traumáticas y duraderas que puede incluir un bajonazo en la autoestima, dificultad para funcionar en el mundo, sentimientos de inferioridad, y una incapacidad general de hallar sentido y superar lo que pasó. Si no nos dan la oportunidad de entender y procesar el por qué una ruptura está ocurriendo, se nos niega el duelo saludable y podemos quedar atrapados en un estado de melancolía.

Ilana Gershon, una antropóloga cultural de la Universidad de Indiana, estudia la intersección en las rupturas y la tecnología y ha escrito un número de artículos sobre el tema. Una razón por la que las rupturas se sienten ambiguas, comenta, es por la forma en que nos conectamos para lidiar con el “cambio de medio”, sosteniendo conversaciones en múltiples medios. “A veces, incluso cuando una persona cree que una ruptura es el final, la otra persona no acepta su finalidad hasta que es repetida en otro medio”, escribió en un artículo para el Journal of Anthropology.

Desde que usamos tantos modos de comunicación en nuestras vidas diarias —correos, textos, llamadas, aplicaciones como Facebook e Instagram— las malas noticias no siempre se sienten reales la primera vez que las vemos. Entonces ¿Qué pasa con un correo que no parece ser el final? Es difícil de decir.

Gershon, que exploró estos problemas más profundamente en su libro, The Breakup 2.0, me dijo que las rupturas que eran más devastadoras eran aquellas en las que la persona que la terminó se rehúsa a cambiar de medio. “No creo que haya un camino claro para concluir, y a nosotros los estadounidenses usualmente nos gusta culpar al medio usado para el cierre. Pero es mucho más complicado que eso”. En su opinión, todos los medios pueden llevar a malos rompimientos. “No se trata del medio en sí, en otras palabras”, dice. “Es lo que entiendes que el medio debe hacer con un mensaje”.

Tal vez, la respuesta está no tanto en la tecnología que usamos para terminar, sino en lo auténticos que decidimos ser. ¿Si somos más reales en nuestras rupturas, estamos más dispuestos a preguntar y responder preguntas difíciles, eso nos permitirá sanar mejor, mejorando nuestra salud mental en general y fortalecer nuestra preparación para prosperar en las relaciones futuras? ¿O estamos condenados a visitar de nuevo nuestros álbumes favoritos de The Smiths mientras nos comemos una pizza completa cada mes hasta que nos casemos o muramos? De cualquier manera, voy a comer pizza y escuchar The Smiths hasta que muera, pero sería bueno encontrar a alguien con quien compartir eso.

Pasé años reflexionando sobre lo que pasó con Ashley y contemplando las formas en que pude haberlo tratado, eventualmente aceptando que su uso del correo era, por lo menos parcialmente, una expresión de problemas más profundos con nuestra conexión. Cuando Christine me terminó por correo hace unos años, estaba un poco más preparado para funcionar a través de las verdades y misterios que lo acompañaban. Es verdad que los correos como medio pueden contribuir a rupturas desastrosas, pero también es verdad que las rupturas por correo pueden ser un síntoma tanto de nuestra ambivalencia sobre nuestros sentimientos como de nuestras ansiedades sobre lidiar con el conflicto mental en las relaciones. De lo que he aprendido, la solución a las rupturas por correo no es evitar usar el correo, sino por el contrario, tratar de entender mejor por qué tenemos el impulso de usarlo en primer lugar.

Publicado originalmente en VICE.com

Source: Infobae