Un grupo de científicos liderado por investigadores de las universidades de Pensilvania y Thomas Jefferson y que a la vez contó con el apoyo del departamento de Defensa de los EEUU, ha desarrollado un implante cerebral que durante el período de pruebas demostró mejorar la memoria de los pacientes. Los hallazgos del ensayo clínico podrían llegar a revolucionar los tratamientos médicos de numerosos problemas vinculados al cerebro, como el traumatismo craneal y la demencia.
El dispositivo fue probado en 25 pacientes con epilepsia que estaban siendo evaluados para ser sometidos a una operación y los resultados arrojados fueron muy alentadores, con una mejoría del 15 por ciento en la evocación de palabras o lo que equivale al porcentaje de memoria perdido por el Alzheimer en el transcurso de dos años y medio.
Su funcionamiento aparenta ser muy sencillo. Al momento de intentar aprender algo nuevo o recordar una cantidad considerable de data, el cerebro recibe un impulso eléctrico que le da un shock a las neuronas y las incentiva a “entrar en acción y prestar atención”, lo que aumenta las probabilidades de poder recordar la información cuando sea necesario.
La tecnología combina una técnica única llamada estimulación cerebral profunda o DBS por sus siglas en inglés, con el monitoreo en tiempo real de la actividad neuronal. El “marcapasos” envía pulsos eléctricos al cerebro cuando detecta que está teniendo dificultades para almacenar información pero permanece inactivo cuando nota que la función cerebral es normal.
Los resultados del test fueron publicados el martes en la revista científica Nature Communications. De cualquier manera, numerosos expertos destacaron que el porcentaje de mejoría es relativamente modesto.
“Lo emocionante de esto es que puede ser replicado y extendido por lo que podremos aplicar el mismo método para entender qué funciones de la actividad cerebral predicen buen rendimiento” compartió al periódico The New York Times Bradley Voytek, profesor asistente de ciencia cognitiva para la Universidad de California.
“Acercamientos muy similares podrían ser relevantes para otras aplicaciones, como el tratamiento de síntomas de depresión y ansiedad” dijo el Dr. Edward Chang, profesor de neurocirugía de la universidad de California.
De momento, el implante requiere que múltiples electrodos sean colocados en el cerebro, lo que lo convierte en un proceso altamente delicado, reportó el New York Times.
“Idealmente, deberíamos encontrar otras formas menos invasivas para poder cambiar el estado de funcionamiento del cerebro de bajo a alto rendimiento” compartió Voytek. “No se cuales serían, pero eventualmente deberemos trabajar sobre las cuestiones éticas y de política pública vinculadas al uso de esta tecnología”.
Si bien es cierto que médicos han usado durante años implantes similares para tratar a pacientes que sufren de Parkinson y epilepsia, es la primera vez que hallazgos de tal magnitud fueron confirmados.
El dispositivo todavía se encuentra en su etapa de desarrollo y una aplicación comercial esta lejos de ser aprobada. Las preocupaciones en torno a que la tecnología sea utilizada como un potenciador de la memoria serán una gran traba a nivel regulatorio.
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Source: Infobae