Los rinocerontes, estos animales de aspecto prehistórico y que pesan alrededor de una tonelada son difíciles de proteger, especialmente considerando que viven en lugares a los que es muy difícil llegar. Durante años han sido sacados de sus hábitats por la intervención predadora del humano, y han sido cazados por sus cuernos. En los últimos 10 años, la caza furtiva ha crecido en Sudáfrica, donde viven la mayoría de estos animales, que son atacados casi diariamente.

Un equipo de veterinarios, pilotos y especialistas en capturas están intentando una forma diferente de ayudar al rinoceronte sudafricano, el rinoceronte negro, que está en mayor peligro de extinción. Su solución, además de innovadora, parece desafiar las leyes de la gravedad: mediante helicópteros.

El método aéreo para salvar a los rinocerontes se volvió una gran alternativa, debido a lo inaccesible de su hábitat. Mediante helicópteros los pueden sacar de zonas montañosas o tupidos bosques a los que vehículos no pueden acceder, en las más de cien millas de montañas y barrancos de la que está conformada la Reserva de Caza Ithala. El plan es proteger a estos rinocerontes de los cazadores furtivos, y ayudar a incrementar el número de ejemplares.

Cuando el proyecto comenzó, hace 15 años, habían alrededor de dos mil quinientos rinocerontes negros en Sudáfrica y en ese momento ya era una especie en peligro crítico. La idea era tomar un pequeño número de rinocerontes de los parques del gobierno y ubicarlos en nuevos lugares, principalmente en tierras privadas, donde se criarían y crearían nuevas poblaciones.

Dave Cooper ha sido el principal veterinario de KwaZulu Natal Parks durante 22 años. Él dice que el rinoceronte usualmente está en el aire por menos de diez minutos y está completamente sedado todo el tiempo. “Pareciera que el animal está realmente incómodo. Pero hemos hecho nuestra tarea. No hicimos esto para ver si funcionaría. Colgamos al rinoceronte boca abajo con grúas y nos sentamos y monitoreamos sus signos vitales sobre este sofisticado equipo.

Los animales son disparados con dardos tranquilizantes que tienen una dosis suficientemente fuerte como para dormir al animal durante 30 minutos. Una vez que logran llegar al lugar, se trata inmediatamente la herida provocada por el dardo con antibióticos. Hoy, gracias al esfuerzo de este esquipo hay unos 200 rinocerontes negros más en Sudáfrica que cuando comenzaron el proyecto. No son tantos como quisieran, pero ante la implacable caza furtiva, el camino hacia el éxito no es simple.

Mira el impresionante registro a continuación:

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¿Qué te parece la labor de estas personas?

Fuente: CBS