Maravilloso ha sido el primer campeonato femenil del balompié mexicano, y la final ha sido un magnífico colofón para tan importante evento inaugural.
Mi más sincera enhorabuena a todos los que de alguna u otra manera han tenido que ver con el éxito del futbol femenil, en una primera campaña que ha sido para todos sorpresiva y por demás aleccionadora en muchos sentidos, pues las chicas en la cancha han demostrado una serie de valores dignos de comentar.
Recuerdo que hace algunos meses, entrevistando al directivo de las Chivas, José Luis Higuera, mencionaba que no era costeable el abrir el estadio de las Chivas para el nuevo equipo femenil, y que evaluarían la posibilidad de permitirles jugar como preliminar en los partidos del equipo grande, también nos mencionó los paupérrimos salarios de las jugadoras que difícilmente les permitirían pagar siquiera el transporte diario a los entrenamientos, sin embargo, las cosas dieron un giro inesperado.
De pronto, los campos de entrenamiento donde se realizaban los partidos se comenzaron a llenar, resultando insuficientes, emigraron a los estadios y para sorpresa de todos, éstos empezaron a tener grandes entradas, y todo fue creciendo sin que nadie, ni el más optimista, esperara tal respuesta de los aficionados.
No puedo dejar de mencionar al hombre que, con mucha visión, apostó y movió cielo, mar, tierra y conciencias para hacernos ver que el balompié femenil crecía en todo el planeta y que, en nuestro país, a pesar del evidente talento, no había una infraestructura adecuada ni mucho menos, mi reconocimiento al gran Leonardo Cuéllar, un hombre que nunca dejó de luchar a favor del desarrollo del futbol femenil. Honor a quien honor merece.
Quizá usted se perdió la final femenil, en particular el partido jugado la noche del viernes en el estadio de las Chivas, con más de 32 mil aficionados en las tribunas, algo inaudito. Al margen de la increíble entrada, la afición disfrutó intensamente con la entrega y amor a la camiseta que mostraron las jugadoras, por el sólo amor al deporte, algo que inevitablemente en el futbol varonil, donde todo se remite a intereses económicos, dejando atrás los principios elementales del amor al arte del deporte, marca una notable diferencia, y quizá ahí es donde la afición se ha enganchado.
Sé que hay muchas áreas de oportunidad para mejorar la calidad en los partidos, sin embargo, entre las muchas cosas que nos mostraron las jugadoras, en especial las de Chivas y Pachuca, es el transparente y nítido y desmedido amor a la camiseta, y vaya que ha marcado la diferencia.
Enhorabuena…
Source: Excelsior
