CIUDAD DE MÉXICO

“Jamás pensé vivir el mismo dolor dos veces” asegura Rita Reséndiz, quien hace 32 años terminó durmiendo en el camellón de la calle Álvaro Obregón en la colonia Roma por varios días, pues su departamento situado en la calle Chihuahua quedó inhabitable después del sismo de 1985.

Perdió su hogar y empleo cuando apenas tenía veinte años y acababa de independizarse de su familia. Dos años después la iglesia de Nueva York, capacitó y dono un predio en Tláhuac, a ella y diez personas más para ejercer el oficio de la alfarería y de esta forma ganarse la vida.

Cuando pensó que lo había vivido y superado todo, el pasado 19 de septiembre sucedió algo inimaginable para Rita.

“Por primera vez escuché crujir la tierra fue un impacto que me descontroló, se comenzó a mover todo. Se nos rompieron muchas piezas que teníamos en anaqueles, unos pedidos por entregar y otras piezas en proceso de producción que también se rompieron”

Rita asegura que, la suma de las pérdidas económicas no son muchas, pues su principal materia prima es el barro, yeso o cemento. La mano de obra es lo que duele pues más de un centenar de artesanías se quebró, y la mano de obra acumula hasta dos meses de trabajo.

Por si fuera poco, otro de los daños colaterales que le dejó el terremoto, fue la pérdida de su hermana, pues si bien su muerte no fue inmediata, el miedo y la psicosis terminó con los nervios de su familiar.

“Mi hermana ya estaba enferma, pero fue tanto el susto que le generó el sismo que perdió el punto de realidad, dónde estaba, qué estaba haciendo y al siguiente día, ella falleció. Entonces ha estado muy muy difícil la situación, la ayuda sí ha llegado pero muy lenta y muy escasa” sostuvo.

A más de diez días del sismo, las Mujeres Alfareras de Tláhuac -como se hacen llamar- apenas comienzan a retomar actividades, pues no contaban con agua, ni luz. Ahora deberán trabajar a marchas forzadas para reponer sus artesanías, pues viven al día.

“Ahorita somos cuatro, entre madres de familia o madres solteras. Empezaremos organizando talleres de modelado de barro con un costo y a trabajar rehaciendo los pedidos que ya teníamos. Nuestra casa sí sufrió afectaciones, pero son salvables” señaló.

En tanto, Rosalba Francisco otra de las mujeres que trabaja en la cooperativa ubicada en la colonia Selene delegación Tláhuac, asegura que no será fácil comenzar de cero la producción pues incluso hay piezas únicas que tomaban hasta cuatro semanas en ser terminadas.

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