“Hoy día, el comer de forma excesiva es algo común entre la humanidad, generado principalmente por el acelerado ritmo de vida, aunado a situaciones como estrés, malos hábitos y conductas alimentarias, falta de sueño y de actividad física, entre otras más”, refirió.
La especialista detalló que el exceso de comida, al no ser utilizado por el organismo, casi siempre se convierte en grasa que se acumula en algún lugar del cuerpo, frecuentemente en la región estomacal, pero también en brazos, piernas, cadera, pechos, cuello y cara.
Explicó que el término satisfecho se refiere a saciar una necesidad o deseo, es un nivel en donde ya no existe la inmediata necesidad de comer, sin embargo la mayoría de las personas siguen comiendo.
“Lleno significa ocupado por completo, no se puede comer nada más, ya que nos produciría asco e incluso puede existir la sensación de daño, provocando gases y agruras”, detalló.
Consideró que se debe trabajar en dos puntos importantes como es el aprender a escuchar nuestro cuerpo y aprender a no “llenarlo”, preguntándonos con honestidad si en realidad todavía tenemos hambre o ya no.
“Tenemos que acostumbrarnos a comer conscientemente menos. Esto es posible, aunque suele ser un proceso lento”, precisó la nutrióloga, quien dijo que es la forma de recuperar buena parte de la salud, sentirme más ligero, poder hacer más ejercicio, descansar y dormir bien.
“También es estar más despierto y ágil mentalmente, no tener problemas estomacales o gástricos, estar y vernos más delgados y sobretodo sentirnos más felices y contentos”, agregó Pimentel Martín.
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